jueves, 16 de diciembre de 2010

Por las calles del Novel

Lunes, 13 de diciembre 11:30 pm

Dani tenía que dormirse pronto, pero no sin antes cumplir su promesa de los 100 soles. Cerró los ojos y oró porque el día siguiente trajera un sol resplandeciente ; ya que iba a tener un día muy ajetreado. Primero, ir al banco. Nunca le había gustado ir a los bancos. Uno, porque no les gustaba pedir informes; dos, porque no le gustaba hacer pagos, abrir cuentas, pedir préstamos. Solo le gustaba distraerse con el sobrecargado maquillaje de las chicas del banco. Se preguntaba cómo hacían para que el pintalabios rojo fursia les durara tanto tiempo. "Crece, se decía a sí misma". Acaso no te morías por acompañar a tu mamá al banco cuando eras niña, acaso no amabas inventar historias de aventuras dentro del local bancario e imaginar que la gente en la cola eran espías y que tú eras una agente secreto encargada de llevar la piña de diamantes hasta una Boveda y tú eras la única que tenía la información sobre la clave….

- Señorita, ¿se encuentra bien?. Como le decía, este es un proceso simple. Igual que al abrir una cuenta de ahorros normal. Solo necesita cambiar la clave

- Oh, entiendo. Así que necesito 150 dólares y cambiar la clave. Gracias. Regresaré más tarde

Martes, 14 de diciembre 8:00 am

  • El premio Nobel de Literatura 2010, el novelista peruano, Mario Vargas Llosa, ha decidido tomarse un descaso durante todo el día junto a su familia y recuperándose de una lesión sufrida en Suecia, sin salir de su departamento del distrito de Barranco, informó su hija, Morgana Vargas Llosa.


- Baja el volumen¿Dánica, ya tienes la dirección?

+ Sí, pero aun no entiendo dónde está…

- ¿No te han dado una referencia?

+ No, bueno, sí, pero no entendí

- Dame el número, voy a llamar

+ No te preocupes tía, voy a preguntar a alguien que conozca. Es muy temprano no creo que te contesten

……………………………….

Dánica, no quiere que su tía se preocupe. Siempre pasa lo mismo. Dánica no sabe cómo llegar a un lugar y su tía llama a su amigo chofer para que la lleve. No, esta vez no, se dice a sí misma, Yo puedo llegar sola.

- Hmm espero que haya alguien en línea….Ohhh Luzzz!!!!

- Dani, hola, qué pasa

- Conoces San Martin 240, Barranco¿?

- Sí, he stado allí un par de veces

- Cómo llego??? :O

- dja ver si nkuentro un mapa y t lo marko

- yeiii

- t voa markar las 2 rutas iap

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- solo konozko dos karros, kreo ke es la 21ª

- ya voy

- suerte,

Por suerte Luz estaba en línea,ella, muy preocupada, le había tratado de explicar de mil formas a Dánica cómo podía llegar a Barranco. Llegó sin problemas. Sin embargo, tratándose de Dánica y pensando que para ella no hay nada más distrayente que las casitas de colores, las plazitas antiguas y el MAR… Podemos comprender que el rumbo pueda tomar un giro inesperado....

El mar, el mar... la brisa del mar.Todo es tan hermoso. Cómo le gustaría a Dánica convertirse en ave por un momento, extender sus alas y mover con delicadeza sus patitas… Se para al borde del barranco, simulando ser una gaviota, como la del cuento aquel que leyó, sí ,ese, el del gato negro y gordo que le enseñó a la gaviota a volar. ¡Vaya! ese gato era único. Le hizo la promesa a una gaviota herida de que cuidaría a su polluelo y una promesa de gato de puerto debe cumplirse a cabalidad.

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Ahora, respirando profundamente y manteniendo el equilibrio, Dánica extiende los brazos y siente la brisa del viento que roza su rostro, la brisa que juega con sus cabellos ¡Qué sensación tan genial! Casi, casi puede volar. Mas, un grito desde la otra cuadra la obliga a salir de aquel trance. Un miembro del serenazgo de Barranco la obliga a bajar. “¡ Señorita, está usted loca! No se da cuenta que se pudo haber matado”. Dánica pide disculpas y se excusa. “Jefe, no se preocupe fue solo la emoción del momento”. Mientras un perro vagabundo se entretiene revolcándose en el pasto. Dánica se siente avergonzada y decide salir lo más rápido posible de aquel lugar. Mira a la distancia y se da cuenta que el hotel Marriot se puede ver desde donde ella está. Hace calor. Tiene ganas de un frappuccino, pero no conoce ningún Starbucks que esté cerca. Decide que ya que el Marriot no parece tan lejos y como el centro comercial Larcomar está al frente de este Hotel, tal vez podría llegar caminando. Además, el día está hermoso..”Qué bueno que oré por un sol radiante”, se dice a sí misma. Empieza a caminar, no deja de mirar al mar. Se ve tan inmenso, tan infinito. El sol resplandece en lo alto, y Dánica solo camina, camina y camina. Pasan 40 minutos y sigue caminando. Está totalmente cansada y no tiene la menor idea de dónde está. Se dice a sí misma.

“Por qué carajos tuve que apostar 100 soles resplandecientes. No pude haber apostando 100 días templandos y frescos!!! El sol quemaba. Sentía que podía freír un huevo en sus negros cabellos. Dios, en estos momentos me gustaría ser rubia….Dánica tenía mucha sed. Deseaba haber comprado un helado a la señora heladera que iba en su triciclo hace 20 minutos. Sigue caminando. A lo lejos ve al perro que vio al principio. “Qué extraño, ese perro no tendrá sed”. Sigue caminado, está cansada. Solo atina a mirar el nombre de las calles por las que camina. Despues de 40 minutos sigue en Barranco. Hay muchos edificios, algunos muy bonitos ¡qué hermoso debe ser vivir en un depa así! Observa los acabados, las enormes ventas, la vista al mar. Tal vez algún día pueda vivir en un lugar así. Bueno, tal vez, de acá mucho tiempo y si ahorro toda mi vida. Hay un edificio que tiene las vetanas muy amplias y bonitos adornos navideños. Pasa y mira. Al frente del edificio hay muchos policías…Observa detenidamente la calle: jirón Las Magnolias, sigue su camino y ¡oh sorpresa! el malecón Mario Vargas Llosa..Dánica acaba de pasar por el malecón Mario Vargas Llosa!!! Desde un sexto piso un hombre de blanca cabellera asoma la cabeza por la ventana. Toma un periódico entre las manos, da un largo suspiro y se sienta junto a la ventana. Abre de par en par aquel periódico y ,haciendo caso omiso a los curiosos que lo miran desde afuera, lee con calma los titulares. " ohhhhh...¿Qué estará leyendo Mario", se pregunta
Dánica.Bueno, al menos es algo interesante ocurre en su terriblemente soleado día. Pero, 'oh desgracia! sigue sin poder llegar a su destino.
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El calor es demasiado. Llega a un acantilado y ve que dos muchachas se acercan. Ambas llevan sombreros muy grandes y pequeñas faldas. Parece que se dirigen a la playa. Dánica se dice, tal vez si las sigo encuentre una ruta para salir de aquí. Decide bajar las gradas, interminables gradas. Las chicas han desaparecido, al parecer han cruzado la pista, pero cómo. Dánica camina de frente, puede que exista algún lugar por dónde cruzar. El perro está bajando las gradas y va hacia la izquierda, qué perro tan tonto, por qué se va hacía allá. Luego de 5 minutos caminando Dánica se da cuenta que el camino que sige no la llevará a ninguna lado, está en plena costa verde y no puede cruzar la pista. Se da cuenta que el perro tenía razón, no tenía ningún sentido ir en esa dirección. ¡Es el colmo que hasta un perro tenga mejor sentido de orientación! Se da media vuelta y sigue al perro. Camina rápido, la cabeza le sigue doliendo, encuentra al perro y encuentra el camino del malecón.
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Podría tomar un taxi, pero no, no, no señor, no se va sin llegar a Larco y sin tomar su frappuccino. Después de muchas cuadras, al fin llega a Miraflores. Toma su teléfono celular le pone stop a la música que está escuchando y llama a Carla L. Linda Carla L. escucha la desgracia de Dánica. "Carla, recuérdame nunca más darme paseos en rutas que no conozco”. Después de 13 minutos de conversación Dánica le informa a Carla L que ha llegado a Larcomar. Al fin esta allí. Tiene que colgar,no sin antes agradecerle por soportarla. Dánica tiene ganas de besar el suelo, después de horas interminables de caminata al fin llega. Baja las gradas eléctricas. Esta tan feliz. Va al baño y se arregla un poco, está hecha un desastre, luego sube una vez más y se dirige a Starbucks, quiere un frappuccino bien frio…siiii. LA emoción hace que de casualidad se choque con alguien, él la mira y le sonríe. Ella se pierde en la profundidad de aquellos ojos amielados…

- Señorita, señorita. ¿Su nombre?, pregunta algo confundido el chico de la caja al ver a Dánica mirar a aquel hombre como si se tratara de un zombie

- Amielados… No, Perdón, mi nombre es Dánica

El chico de los ojos amielados sonríe. Se acerca a la caja y pregunta por el precio del frappuccino de Dánica. Ella se queda fría, más fría que el frappuccino. Lo mira y solo atina a sonreir y decir gracias…

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